Fitofármacos, más que un Producto Natural…

Cumpliendo los procesos de estandarización en su producción, los Fitofármacos (medicamentos de origen natural) se encuentran sólidamente establecidos a nivel mundial, especialmente en los países desarrollados de Europa, América del Norte, Asia, entre otros.

Hoy en día, los avances de la medicina en conjunto con la efectividad de los extractos estandarizados; así como, la suma de los trabajos clínicos que avalan su seguridad y eficacia, han permitido la creación de productos naturales denominados Fitofármacos.

Los Fitofármacos, son Productos Naturales estandarizados que contienen principios activos exclusivamente de plantas, partes de plantas, componentes vegetales o bien, preparaciones logradas a partir de ellas. Estos medicamentos forman parte de una terapia médica racional y son empleados para tratar enfermedades definidas.

La estandarización del principio activo se garantiza durante el proceso de fabricación del medicamento, lo que asegura su concentración idónea en cada comprimido, cápsula, gotas, etc., dependiendo de la forma galénica del medicamento. Es decir, que durante el proceso de fabricación se sustraen los principios activos de las plantas medicinales, para producir los llamados extractos totales; éstos, son sometidos a demostraciones de eficacia, toxicidad, tolerancia, estudios farmacológicos, preclínicos, clínicos y a experiencias médicas que ratifican el cumplimiento de las normas, protocolos y requerimientos como cualquier otro fármaco, comprobando así, su efecto terapéutico.

Su fabricación se realiza de acuerdo a las normas de “buenas prácticas de manufactura� reguladas por las autoridades sanitarias a nivel mundial, cumpliendo con todos los estándares de calidad.

Actualmente, en el mundo existen más de 20 países productores y cultivadores de plantas medicinales, como: Alemania, Holanda, Bélgica, Bulgaria, Italia, Francia, España, Polonia, entre otros. Así como también, se encuentra una gran variedad de vegetaciones que proporcionan Fitofármacos (productos naturales estandarizados). Algunos de los más conocidos son: el hedera hélix (como expectorante), ginkgo biloba (concentración, memoria y laberintitis), ginseng (energizante), petasites hybridus (renitis alérgica), pelargonium sidoides (afecciones respiratorias de origen viral), valeriana, pasiflora y melissa (sedantes, inductores del sueño), semilla del castaño de indias (insuficiencia venosa, síntomas de várices y sistema circulatorio), pino marino francés (antioxidante), Lavanda (tranquilizante) y cimicifuga (menopausia).

Las condiciones de estandarización físicas (humedad del suelo, condiciones de luz, temperatura, tiempo y forma de recolección, etc.) y orgánicas (siembra, cultivo, cosecha, selección de las partes a utilizar, limpieza cuidadosa, etc.) garantizan el proceso de elaboración, obteniendo un producto que no guarda diferencia en su aspecto, seguridad, eficacia, tolerancia y calidad con los esquemas establecidos para los medicamentos tradicionales.

Estudios realizados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), Europa (Reino Unido, Francia y Alemania), entre otros países, muestran que el 80% de su población recurre a los Fitofármacos para resolver sus problemas de salud. Mientras, que en el Continente Americano (América del Norte, Centro y Sur) el consumo de estos productos naturales estandarizados se está expandiendo sutilmente; entre las naciones que registran un número considerable de uso, destacan: EE.UU., México, Chile y Brasil.

Los Fitofármacos ofrecen:

• Principios activos de extractos vegetales estandarizados.
• Elaboración en preparaciones galénicas similares a los medicamentos sintéticos (cápsulas, comprimidos, grageas, gotas, jarabe, etc.).
• Comprobación científica de efectividad y seguridad.
• Fármacos que forman parte del arsenal terapéutico médico.

Para finalizar, es importante considerar su alcance y eficacia en la sociedad como una herramienta de medicación que puede contribuir a mejorar la calidad de vida del paciente y, culturalmente, a expandir los conocimientos hacia la prevención de nuevas y conocidas enfermedades que desencadenen otras patologías de mayor riesgo sobre la salud.

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